No estaremos en el Euskalduna
El Lehendakari de todos los vascos y vascas empezaría a tener alguna credibilidad si en el Euskalduna pidiera perdón en nombre del militante de su partido que hirió con villanía a Antonio Aguirre, militante del Foro Ermua. Lejos de esta mínima acción de desagravio su partido ha intentado culpabilizar a la víctima, justificar la agresión e inventarse una realidad que quedó grabada en video y que cualquier observador mínimamente cabal describiría como el ataque de una mayoría fanatizada que insultaba, amenazaba y humillaba a una minoría que gritaba libertad en defensa de sus derechos constitucionales básicos. Esta escena, una más, del mundo al revés, sintetiza a la perfección uno de los dramas de fondo del País Vasco: la arrogancia y la falta de escrúpulos de los que se creen amos del terruño y la indefensión de los que no se callan y dedican su tiempo a luchar por sus derechos de ciudadanía.
El ejemplo puede extrapolarse a cientos de situaciones que Covite registra cotidianamente, algunas públicas, otras no. Actuaciones, declaraciones, acciones y omisiones de las instituciones vascas y de la acción o inacción de las distintas consejerías y ayuntamientos lideradas por el régimen nacionalista o las entidades por ellos tuteladas. Hechos objetivos que objetivamente humillan a las víctimas y que tienen que ver con la permisividad y la impunidad con la que el mundo que engendra y cobija el terrorismo en Euskadi se reproduce y se asienta.
Covite ha declinado asistir al acto dedicado a las víctimas del terrorismo que se celebrará en el Palacio Euskalduna el próximo 22 de Abril y que presidirá el Lehendakari Sr. Ibarretxe. Es cierto que es la primera vez en treinta años que el Gobierno Vasco organiza un acto anunciado como de homenaje a las víctimas. Es igualmente verdad que la realización de dicha iniciativa emana de la proposición no de Ley aprobada por unanimidad en el Parlamento Vasco el 25 de Junio de 2003, entre otras.
El papel de las víctimas ha evolucionado. Éste ya no es ignorado ni marginado, cuando no eliminado del debate y la acción política. Hemos ganado en reconocimiento y en protagonismo a pesar de las campañas de desprestigio, a fuerza de mucho esfuerzo, siendo pioneras en el trabajo por la Memoria y la Justicia, y también, y especialmente desde Euskadi en la Verdad de la defensa de un relato deslegitimador del terrorismo, reto aún pendiente por el que poco o nada hacen quienes nos gobiernan desde hace tantos años.
El Gobierno Vasco se ha declarado claramente en contra del Pacto Antiterrorista y por las Libertades, de la Ley de Partidos, de las reformas legislativas del Código Penal, de la Audiencia Nacional, de las medidas europeas más importante para derrotar al terrorismo. El Gobierno Vasco está nítidamente a favor del diálogo-negociación política, de la mesa extraparlamentaria de Partidos para la reforma estatutaria, de los beneficios penitenciarios a terroristas incluida la excarcelación. Una definición del problema, una acción política e institucional y una estrategia absolutamente contraria a los intereses de Covite.
Es imposible contentar a las víctimas y a los verdugos a la vez. No es aceptable reunirse a la mañana con ETA, con el Sr. Otegi, o anunciar que se seguirá haciendo, y homenajear a las víctimas por la tarde. Es inaceptable el perdón social que nos ofrece el Lehendakari porque nosotras, las víctimas de Covite, somos ciudadanos vascos, ¿nos tendremos que pedir perdón a nosotras mismas?
El homenaje es un acto de maquillaje, con tintes de oportunismo electoral, mal planeado porque no ha concitado apoyos suficientes, superficial por puntual y sin contenido. ¿Qué pasará el 23 de Abril? Desgraciadamente seguiremos con esta política de confusionismo y ambigüedad interesada.
La proposición no de Ley aprobada por unanimidad en el Parlamento Vasco el 25 de Junio de 2003 ha quedado en papel mojado. Las medidas de mayor calado que obedecen a una regeneración pedagógica, a que las reivindicaciones y el testimonio de las víctimas y su experiencia se integre en los centros educativos ha sido ignorada por “abrupta”. Las medidas que se propusieron tomar para que los medios públicos acogieran y dieran protagonismo a las víctimas y en su defensa neutralizaran los mensajes de apología del terrorismo han caído en saco roto. ¿Qué decir del punto 7?: “El Parlamento Vasco insta a todas la administraciones públicas a la eliminación de pintadas, carteles y a la prohibición de cualquier acto público que atente contra la memoria de las víctimas o que hiera la dignidad de las personas o atente contra sus derechos cívicos.
A fecha de hoy, casi cuatro años después, no se ha instalado la escultura prometida en el Parlamento Vasco en recuerdo de las víctimas, no se ha apoyado a las asociaciones en el acompañamiento a juicios en la Audiencia Nacional, no se ha promovido la reserva porcentual en las ofertas públicas de empleo, no ha salido adelante la prometida Ley de Solidaridad, no se ha regulado ninguna medida de apoyo a los miles de vascos que se han desplazado por amenazas terroristas.
Covite piensa que la jornada de homenaje debería ser una consecuencia de un cambio auténtico de rumbo por parte del Gobierno Vasco en sus políticas en contra del terrorismo, en la búsqueda de una justicia integral y por lo tanto a favor de las víctimas. Esperamos que llegue el día en que un Lehendakari asuma la responsabilidad institucional de pedir perdón por tantas dejaciones y cesiones respecto al terrorismo y tantas humillaciones para las víctimas.
Cristina Cuesta Gorostidi, miembro portavoz de COVITE, Colectivo de Víctimas del Terrorismo
El ejemplo puede extrapolarse a cientos de situaciones que Covite registra cotidianamente, algunas públicas, otras no. Actuaciones, declaraciones, acciones y omisiones de las instituciones vascas y de la acción o inacción de las distintas consejerías y ayuntamientos lideradas por el régimen nacionalista o las entidades por ellos tuteladas. Hechos objetivos que objetivamente humillan a las víctimas y que tienen que ver con la permisividad y la impunidad con la que el mundo que engendra y cobija el terrorismo en Euskadi se reproduce y se asienta.
Covite ha declinado asistir al acto dedicado a las víctimas del terrorismo que se celebrará en el Palacio Euskalduna el próximo 22 de Abril y que presidirá el Lehendakari Sr. Ibarretxe. Es cierto que es la primera vez en treinta años que el Gobierno Vasco organiza un acto anunciado como de homenaje a las víctimas. Es igualmente verdad que la realización de dicha iniciativa emana de la proposición no de Ley aprobada por unanimidad en el Parlamento Vasco el 25 de Junio de 2003, entre otras.
El papel de las víctimas ha evolucionado. Éste ya no es ignorado ni marginado, cuando no eliminado del debate y la acción política. Hemos ganado en reconocimiento y en protagonismo a pesar de las campañas de desprestigio, a fuerza de mucho esfuerzo, siendo pioneras en el trabajo por la Memoria y la Justicia, y también, y especialmente desde Euskadi en la Verdad de la defensa de un relato deslegitimador del terrorismo, reto aún pendiente por el que poco o nada hacen quienes nos gobiernan desde hace tantos años.
El Gobierno Vasco se ha declarado claramente en contra del Pacto Antiterrorista y por las Libertades, de la Ley de Partidos, de las reformas legislativas del Código Penal, de la Audiencia Nacional, de las medidas europeas más importante para derrotar al terrorismo. El Gobierno Vasco está nítidamente a favor del diálogo-negociación política, de la mesa extraparlamentaria de Partidos para la reforma estatutaria, de los beneficios penitenciarios a terroristas incluida la excarcelación. Una definición del problema, una acción política e institucional y una estrategia absolutamente contraria a los intereses de Covite.
Es imposible contentar a las víctimas y a los verdugos a la vez. No es aceptable reunirse a la mañana con ETA, con el Sr. Otegi, o anunciar que se seguirá haciendo, y homenajear a las víctimas por la tarde. Es inaceptable el perdón social que nos ofrece el Lehendakari porque nosotras, las víctimas de Covite, somos ciudadanos vascos, ¿nos tendremos que pedir perdón a nosotras mismas?
El homenaje es un acto de maquillaje, con tintes de oportunismo electoral, mal planeado porque no ha concitado apoyos suficientes, superficial por puntual y sin contenido. ¿Qué pasará el 23 de Abril? Desgraciadamente seguiremos con esta política de confusionismo y ambigüedad interesada.
La proposición no de Ley aprobada por unanimidad en el Parlamento Vasco el 25 de Junio de 2003 ha quedado en papel mojado. Las medidas de mayor calado que obedecen a una regeneración pedagógica, a que las reivindicaciones y el testimonio de las víctimas y su experiencia se integre en los centros educativos ha sido ignorada por “abrupta”. Las medidas que se propusieron tomar para que los medios públicos acogieran y dieran protagonismo a las víctimas y en su defensa neutralizaran los mensajes de apología del terrorismo han caído en saco roto. ¿Qué decir del punto 7?: “El Parlamento Vasco insta a todas la administraciones públicas a la eliminación de pintadas, carteles y a la prohibición de cualquier acto público que atente contra la memoria de las víctimas o que hiera la dignidad de las personas o atente contra sus derechos cívicos.
A fecha de hoy, casi cuatro años después, no se ha instalado la escultura prometida en el Parlamento Vasco en recuerdo de las víctimas, no se ha apoyado a las asociaciones en el acompañamiento a juicios en la Audiencia Nacional, no se ha promovido la reserva porcentual en las ofertas públicas de empleo, no ha salido adelante la prometida Ley de Solidaridad, no se ha regulado ninguna medida de apoyo a los miles de vascos que se han desplazado por amenazas terroristas.
Covite piensa que la jornada de homenaje debería ser una consecuencia de un cambio auténtico de rumbo por parte del Gobierno Vasco en sus políticas en contra del terrorismo, en la búsqueda de una justicia integral y por lo tanto a favor de las víctimas. Esperamos que llegue el día en que un Lehendakari asuma la responsabilidad institucional de pedir perdón por tantas dejaciones y cesiones respecto al terrorismo y tantas humillaciones para las víctimas.
Cristina Cuesta Gorostidi, miembro portavoz de COVITE, Colectivo de Víctimas del Terrorismo
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